Villa Celina: la pequeña Bolivia en Argentina

La gastronomía como pilar de las costumbres bolivianas llama cada vez más inmigrantes del país vecino. Ver para Saber, el corazón de Celina.

Por Redacción Ver Para Saber

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12 de Agosto de 2024 20:12

Aproximadamente viven un millón y medio de bolivianos en Argentina. Distribuidos en diferentes provincias, pero nucleándose en Buenos Aires y en el Norte por cercanía geográfica, mudan costumbres y hábitos típicos de su región. ¿Cómo es su cultura? ¿Por qué eligen nuestro país?

Mercados callejeros, comidas y construcciones típicas, no es todo lo que trasladaron de Bolivia a Villa Celina. También valoran las oportunidades y retribuyen con su esfuerzo diario en busca de condiciones que los llenen. "Estoy desde 1992 en Argentina. Aquí hay trabajo. Trabajamos duro y así tenemos para vivir. Hay más posibilidades", le cuenta una comerciante a Ver para Saber.

 

El "hostal Líder" es uno de esos lugares que hace sentir a los bolivianos como en casa. La arquitectura típica de su pueblo y la comunidad que se formó en el sitio aumentan el confort y agilizan la adaptación a una nueva vida. Celina termina de amortizar el impacto del desarraigo con sus calles recorridas por compatriotas.

Sopa de quinoa o picante de pollo, lo que más sale. Plácida vende pescado a la parrilla y cabezas de cordero. Pero hay más estirpe autóctono: una peluquería vende su corte por tres mil pesos mientras suena la cumbia con "Tu eres la mami de mi vida" del Grupo Uno.  Gonzalo, labura con su camioneta. "Trabajo de la compra y venta de chatarra. Compro y, luego, revendo. Hoy conseguí cocinas, camas, bicicletas. Reparamos y luego comercializamos", le explica a Ver para Saber. 

El silpancho de Yohana no sólo es una delicia que enorgullece a la ciudad de Cochabamba. Carne picada, cebolla, frito, arroz y ensalada de zanahoria, tomate y huevo. "En Celina le agregamos remolacha porque reclaman la ensalada. Lo mejor es que la porción es grande", justifica. Postres tradicionales, empanadas dulces con pollo, papa y picante, chicharrones, venta de ropa abrigada y otros recursos son importados de ciudades frías de Bolivia, como Potosí. En invierno dicha localidad registra temperaturas bajo cero a menudo.

Una tradición boliviana es mascar coca. La energía que produce, reduciendo hambre y sed, son las propiedades buscadas. El bolo se junta en un rincón de la boca y el jugo es lo que despierta el objetivo. A pesar de su amargura, es una elección que incluso puede estar saborizada para introducirla de manera más amigable.

"Antes no había tanta gente boliviana por acá, pero al trasladar la comida típica siguen viniendo acá a Celina", comenta el dueño de un restaurante donde confluyen todos los platos mencionados. Incluso, hay locales de repostería con las tortas clásicas de Bolivia. Un pedazo de la cultura y gastronomía que se introdujo en la Zona Oeste del Gran Buenos Aires.