Cómo ingresan droga a la cárcel: cuando el riesgo es la muerte

En las últimas semanas dos casos argentinos alertaron a las autoridades de seguridad. Un negocio millonario que pone la salud de personas en vulnerabilidad al límite.

Los curiosos métodos para pasar la droga a las cárceles.

Por Redacción Ver Para Saber

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5 de Agosto de 2024 19:43

El problema del narcotráfico por denominación pone el foco en la ilegalidad de su comercialización. La misma representa un cúmulo de sobornos, arreglos, acuerdos y riesgos fuera de la ley que engrosan los números de recaudación por la venta de estupefacientes. Pero en el camino, hay personas que le ponen el cuerpo por la necesidad de solventar su economía, básicamente para sobrevivir. Aunque la solución pueda ser la trampa.

Droga secuestrada que iba a ingresar a la cárcel.

Esta semana dos casos en Argentina dejaron el problema al descubierto. En Chaco, un hombre regresaba al pabellón y tenía un envoltorio de cocaína escondido en su cuerpo. Los reclusos suelen traficar droga dentro de la cárcel. Pero, ¿cómo les llega?

 

La droga ingresa hasta en la comida.

La policía descubriendo marihuana en el calzado.

En Mendoza, una madre escondió en la ropa de su hijo 278 gramos de marihuana que iban a parar a las manos de su hermano, interno del penal de Luján de Cuyo. Pervertir sin consentimiento a menores para que hagan de mulas, llegar de cualquier manera con la droga a la cárcel, hasta incrustada en el cuerpo si es necesario, conlleva un riesgo para la salud que no dimensionan quienes se atreven a dichos cometidos.

Las insólitas maneras de esconder la droga en el cuerpo han causado tragedias. En Uruguay por ejemplo, días atrás, una banda de narcotráfico cayó debido a la muerte de una mujer. La misma intentó pasar cocaína dentro de su organismo. La llevaba en su vagina, el envoltorio cedió y el aparato vaginal absorbió la droga. Comenzó a convulsionar y ante la emergencia, los médicos intentaron socorrerla pero no alcanzaron los primeros auxilios. Falleció por intoxicación. 

Escondida en zapatillas, prendas, niños o dentro del cuerpo, los presos siguen recibiendo droga y su comercialización en la cárcel representa un negocio millonario. Entre complicidades, falta de control y astucia, es un tema que preocupa y volvió a escena con los llamativos últimos casos.